Calaverita de día de muertos (a mi generación, y otras más…)

Antes de empezar, es bueno recordar que la muerte se metió en mí,

y es ella quién habla así, con sus augurios, y su decadencia,

con su deseo de exterminar y entristecer. Estas palabras son de ella misma, tal como las hizo sacar de la mi viva voz.

[Lo que descubrí luego de con ella cotorrear y bailar,

fue que esta Calavera es sólo un ser incomprendido, y en el fondo lo único que quiere es transformación y cambio; quiere renacimiento, y que nuevos seres y formas de vivir nazcan para otra vez ser felices en otros cuerpos, y así danzar, hacer música y carcajearse por lo menos una vez al día…]

En fin, ahí les va lo que dijo ella sobre estas generaciones:

«¿Por qué estás tan miserablemente vacía generación mía? 
Pronto te llevará la Calavera, si no es que ya es tu cargadora…

Te ahoga un océano de imposibilidades.
Asumes cualquier moda o fantasía,
te crees cualquier ideología.
Mientras la muerte vigila todos tus rituales.

Te gusta ser tú misma y te defiendes,
no quieres que te manden y, obedeces,
al video, al anuncio y a tu libro.
Sientes que eres libre sólo por remar,

sólo por fluir pero no por decidir…

Las ciudades te sofocan, y te quejas y te quejas,
y cuando escapas, vuelves a lo mismo, diciendo que te estresas.

Tus espejos y pantallas son tus hoyos negros.
¿Ya viste a la calavera en el reflejo de tu río virtual?…

Más que vagas son tus oportunidades,
sin embargo tienes miles de ilusiones,
todas frágiles e inciertas,
cual todas tus vanales distracciones.

Con ingenio peleas contra los tuyos,
dices que todo es pura pose, (porque),
en el fondo, tú ves puros sinsentidos.

A nada ni a nadie quieres ofrendarte,
sólo a un buen precio, te vendes, basta y sobra.
Y dices que te gusta ser independiente, ¡ja!,
pues ignoras que dependes de otro,

y de mí misma, la Catrina, La Muerte.

No aceptas que aún no sabes nada,
no ves el absurdo de tu vida.

Te gusta asir la verdad a como dé lugar,
y la consigues pronto y sin cuestionar,

basta una consulta o un clic que dar,
pues como tonto te crees al preguntar y dialogar:

tienes miedo del famoso «qué dirán».

¿Por qué eres tan miserablemente vacía generación mía?

Muerto está todo lo que no ha nacido,
y sólo porque hay muerte se desea vivir más.

¿Por qué no te ofrendas ya a la muerte, viendo a tu narciso perecer?
¿O le temes tanto a vivir y a renacer?

Ah! ¿Por qué estás tan miserablemente vacía generación mía?
¿Es que en ti misma ya has dejado de creer?

¡Oh! ¿O es más bien que sólo en ti puedes creer?

¡Espera, ya lo sé!, es que ahora tú,

la muerte misma eres.

Y pregunto otra vez entonces:

¿qué no piensas renacer?

…Que eres feliz, lo mientas tanto… ¿es necesario?
Que te hayas siempre plena… lo dices, pero a fuerza.

Te lastiman, luego tapas la herida con una máscara… con una tumba;
luego quieres enterrar a todos en tú mismo féretro, 
en la misma guarida en que te encierras solitaria y terca.

 
Tus mil modas son tus tumbas,

tus hoyos negros, tus chapoteaderos;
son tus cuevas, son tus pensamientos.

De los viejos te mofas al ver
pues te crees nunca envejecer,
más frío y seco tú has de estar
pues nada tienes para amar,
ni un mundo bello que esperar.

De todo tienes la información,
más la guardas en tu narcisismo,
y aunque podrías ser la redención
sino es por tu egóico fanatismo.

Y tanto miedo tienes de perderte
que te guardas en mil tumbas…

¿Por qué estás tan miserablemente vacía generación mía?

Es ya tiempo de mostrar, yo confío en ti.

No hay temor para un valiente
que con la muerte está de frente.

¿Dónde está ese valeroso héroe?

Yo te reto cara a cara y te digo:

Ahora bien, sé tu propia heroína y abraza a tu Catrina.
Ríe de tu absurdo y sinsentido, y mata tu soberbia;
mírate, acepta tu vacío sin molestia.

¡Cálla!, y escucha a tu mortal sombra,
¡Piérdete!, y así búscate,
¿Muere!, y transfórmate,
¡Mátate!, y así renace.

Ríe de ti, y sé más feliz así,

muriendo, bailando y riendo,

escuchando mi cantar y entendiento mi pesar que no es pesar.”

Esas fueron las palabras que me hizo decir aquélla terrorífica y memorable noche.

[Con todo el desprecio y autodesprecio, pero más, con todo el amor y amor propio.]

                                                     

                                                    E. Winter.   2015

[Ilustración de la portada: «Calaverita», de Irina Lysenko]


Deja un comentario